What a wonderful world: La Isla de Lord Howe

Soy muy insular. Yo, en mí mismo, aunque desde hace un tiempo alguien me ayude a tender puentes al mundo. Pero desde siempre, he sido muy insular. De pequeño me gustaba fantasear con construir mundos aparte, en perdidas islas, donde hacer y deshacer y encontrar ese lugar al que pertenecer, un paraíso privado. Un horizonte cercano y a mano. Esa curiosidad por encontrar lugares insospechados me llevo a una pequeña isla del océano Pacífico, a 600 km al este de Australia, la isla de Lord Howe. Si todo aislamiento es culpa, esta isla es el lugar perfecto para condenarse placenteramente.

La Isla de Lord Howe

La Isla de Lord Howe

Este paraíso terrenal de corazón volcánico fue descubierto en 1778 por los ingleses, desierto e inmaculado, aparentemente desconocido por el resto de habitantes de la Polinesia. Y no fue hasta 1834 que se organiza el primer asentamiento, en la zona conocida ahora como Old Stettlement (no se han devanado mucho los sesos). Ahora, Patrimonio de la Humanidad, solo se permite la visita de 400 personas a la vez a sus arenas blancas o sus cumbres verdes, que se unen a las 300 que viven aquí todo el año en su culto a la vida contemplativa. Fuera cobertura, viva el silencio tecnológico. ¿Quién no sueña de vez en cuando con mandar al mundo a freír espárragos y retirarse en un pequeño paraíso como éste?

Es facil ser náufrago en playas así

Es fácil ser náufrago en playas así

La isla tiene todo lo que un náufrago vocacional puede necesitar para disfrutar de la estancia: extraordinarias playas bañadas por una laguna aguamarina protegida por el arrecife de coral más meridional del mundo. Miríadas de peces de todas formas y colores para acompañar el chapoteo o el buceo de un calidoscopio de colores y vida sin igual. Y tierra adentro, las cumbres volcánicas del monte Gower y el Lidgbird dominan la vista al sur de la isla, como gigantes dormidos de un mundo antiguo y erosionado. Numerosos senderos para recorrer sin prisa-¿cuándo se ha visto un isleño con prisa?-sus laderas entre curiosas palmeras, setas brillantes o animales endémicos de este lugar perdido. Sentarse una noche a leer en la oscuridad con la ayuda de una seta luminosa le debe hacer a uno sentirse en una novela de Verne o en una fiesta en casa de Julio Alberto.

Lamentablemente son muchas las especies que se han extinguido desde el descubrimiento de la isla, por la ceguera humana o por las plagas que viajan con nosotros, como las ratas. Ya es imposible contemplar un periquito de pecho rojo, o espiar divertido al pájaro bobo de Tasmania. Tampoco disfrutar del canto del pájaro doctor, o del ojo blanco fuerte o del estornino de Lord Howe. Pero hay una historia que me llamó mucho la atención cuando empecé a imaginar mi viaje a este confín, y es una historia de casualidades y azares, dónde a veces la naturaleza sorprende con un giro inesperado en la trama. Uno de esos endemismos, el agigantado insecto palo de la isla de Lord Howe desapareció de la isla principal poco después de la introducción de la rata negra. Pero cuando el mundo ya olvidaba este raro insecto, un grupo de aventureros que había ido a escalar la cercana Pirámide de Ball volvió con una historia diferente.

La Pirámide de Ball

La Pirámide de Ball

La Pirámide de Ball es un farallón rocoso que se eleva entre el mar a escasos 16 kilómetros al sur de la Isla de Lord Howe, como un colmillo perdido de un monstruo marino. Con una altitud de 562 metros y escasos 300 de largo, parece ser un reclamo para los amantes de la escalada en su versión más marina. Pues bien, ahí va lo curioso de la historia. Resulta que una de esas expediciones, en 1964, volvió con una fotografía del insecto que se creía ya extinguido. En los años posteriores incluso se encontraron algunos especímenes muertos. Y en 2001, para sorpresa general, un equipo de entomólogos descubrió una pequeña población de este curioso insecto palo viviendo bajo un único arbusto de Melaleuca howeana, que crece ajeno a cualquier cálculo de posibilidades. De esos 24 únicos lázaros, dos parejas fueron escogidas para reintroducir la especie en la isla original y evitar su extinción. Y parece que lo están logrando. ¿No es una historia sorprendente?

El adorable bichito

El adorable bichito

El exótico Pacífico, el otro lado del mundo, sobre las cumbres del continente sumergido de Zealandia, allí me imagino encontrarme algún día. Asomándome asustado a sus acantilados, disfrutando sus  playas de postal, su laguna y su naturaleza, contemplando ese insólito insecto que burló el vacío o, simplemente, profundamente dedicado a ver pasar el tiempo lejos de aquí. Porque viajar es también imaginar el viaje, desearlo y hacerlo realidad. Como decía H.G. Wells, es conveniente aprender a manejar la máquina del atrevimiento, para viajar instantáneamente a los límites de la vida inmediata, para fundar de vez en cuando un breve paraíso sin porvenir ni pasado, sin el doble chantaje de la nostalgia y del miedo.

3 pensamientos en “What a wonderful world: La Isla de Lord Howe

  1. Muy interesante! Yo también me considero muy insular sin haber nacido en una isla. Te comparto mi blog, por si quieres conocer un poco del territorio isleño de México. Saludos!!!

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